El Colegio de Abogados abre sus puertas a una quincena de nuevos abogados durante el acto de Jura o Promesa

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El Colegio de Abogados de Granada celebra una solemne ceremonia de Jura o Promesa en la que los nuevos letrados han formalizado su ingreso en el colectivo profesional


La familia de la Abogacía granadina crece con la incorporación de una quincena de nuevos miembros tras la celebración de una solemne ceremonia de Jura o Promesa en la que los ya colegiados formalizaron públicamente su compromiso con la profesión y su inclusión en una institución centenaria con más de cinco siglos de historia a sus espaldas.
 
Durante el acto de ingreso, los catorce jurantes y promitentes, ataviados con sus togas, recorrieron el pasillo del Salón de Actos de la sede de Santa Ana, acompañados por sus padrinos y respaldados por familiares y amigos, para pronunciar ante la Junta de Gobierno la fórmula por la que han pasado a formar parte del Colegio de Abogados de Granada, su desde ahora “casa profesional”. Un acto que, pese a ser centenario, se adapta a los nuevos tiempos y refleja la creciente diversidad social que también tiene reflejo en la abogacía. De hecho, muestra de ello, es que uno de los nuevos colegiados leyó su juramento sobre el Corán.

Y, tanto él, como el resto de sus nuevos compañeros, siguieron este histórico protocolo precisamente en el tercer colegio de abogados más antiguo de España, asumiendo con ello la obligación de “acrecentar el ingente acervo jurídico, social y cultural” que la institución acumula, según les recordó el decano, Leandro Cabrera, durante sus palabras de bienvenida. “Acabáis de formular solemne juramento o promesa; si lo cumplís, honraréis a vuestra profesión y vuestro Colegio; en caso contrario, ambos os lo demandarán”, aseguró.

En su intervención, el máximo representante de la Abogacía granadina trasladó a los nuevos colegiados la importancia de que sigan su vocación, pues es el motor interno que les garantizará el éxito; de que sean valientes y asuman retos y riesgos, evitando caer en el círculo de confort; de que trabajen con excelencia y comportamiento ético, ya que hay principios y valores que deberían ser insustituibles; y que aprovechen las oportunidades que abren hoy día las nuevas tecnologías y el mundo digital. “Esto ciertamente se presenta como una amenaza, pero también como una fuente de oportunidades”, añadió Cabrera, que ha no dejó pasar la ocasión para invitar a los nuevos integrantes del colectivo profesional a participar de la vida colegial.